Esta es una receta que tenía ganas de elaborar así que por casualidad encontré
la receta en Taller de azúcar.
INGREDIENTES:
1 kl de harina de fuerza
240 gr de azúcar
240 gr de aceite de oliva
25 gr de Sésamo
26 gr de matalahúva
280gr de vino blanco moriles
100 gr de agua
PARA EL MERENGUE:
95 gr de claras pasteurizadas
250 gr de azúcar
100 gr de agua
½ cucharadita de vinagre de manzana
ELABORACIÓN:
Calentaremos en un cazo el aceite, añadiremos la matalahúva y apártalo
del fuego inmediatamente. Reservaremos hasta que esté tibio. Mezclaremos
todos los ingredientes en un bol, volcaremos todos los ingredientes en el bol,
amasaremos hasta que no se nos pegue en las manos y podamos manejarla con
facilidad. Dividiremos en porciones de 50 o 55 gr.
Estiraremos bien cada porción y enroscaremos. Colocaremos los roscos
en papel para hornear sobre la bandeja
del horno. Hornearemos a unos 170º durante aproximadamente 20 minutos, o hasta que
veamos que están dorados. Mientras que horneamos los últimos
prepararemos el rebozado de las rosquillas.
Con unas varillas eléctricas añadiremos en un bol las claras con el vinagre. Añadiremos en un
cazo con el azúcar al fuego y el agua, controlando la temperatura, debe llegar
a 120º.Mientras tanto montaremos las claras a velocidad mínima. Cuando el almíbar
alcance la temperatura retiraremos del fuego y reserváremos durante 2 -3 minutos.
Durante ese reposo subiremos la velocidad de la batidora y montaremos las claras.
Sin dejar de batir, añadiremos el almíbar con cuidado, en forma de hilo hasta
que lo añadirlo todo. Seguiremos batiendo hasta que enfrié la mezcla y el merengue
esté firme y brillante.
Cubriremos los roscos con este merengue y volveremos a colocarlos con
cuidado sobre papel para hornear en la bandeja. Introduciremos de nuevo los
roscos en el horno, si disponéis de suficientes
bandejas, introducirlos todos al mismo tiempo, utilizando las distintas alturas
del horno, de esta manera ahorraremos tiempo y luz, porque tienen que estar
durante al menos 1 hora a 50º de temperatura y con la puerta del horno
entreabierta. Cuando comprobemos que están secos al tacto, apagaremos el horno
y dejaremos los roscos dentro hasta que se enfríen.
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