Hace unos días tuve la ocasión degustar este exquisito producto, con el
cual podemos elaborar un sinfín de recetas ya que leda un sabor muy peculiar
a los platos. El ajo negro es ajo fresco, sometido a un
lento proceso de fermentación natural. No todos los ajos negros tienen
el mismo sabor y textura. El auténtico ajo negro es de una textura casi
cremosa, se debe poder convertir en puré, con suma facilidad, no debe tener
consistencia gomosa resistente, tiene que desmoronarse en la boca y dejarnos
los dedos manchados al manipularlo.
Un bombón de sabor y propiedades nutricionales.
De textura suave y tierna, sabor con matices de ajo horneado, regaliz y moras silvestres confitadas.
El sabor en boca debe ser dulce, afrutado y no dejarnos notas
amargas en el paladar. La forma más sencilla de comprobar su calidad es
degustarlo solo y analizar el recuerdo que nos deja en boca.
El color negro intenso del ajo negro, no es sinónimo por si mismo,
de una buena calidad; sometiendo cualquier ajo a una temperatura constante, por
encima de los 60 grados centígrados, conseguiremos que en alrededor de 40 días
se ponga totalmente negro, pero solo con la combinación perfecta entre
temperatura, humedad y tiempo, es posible obtener un ajo negro con los máximos
valores nutricionales y un excelente sabor.
También queremos resaltar, que el único componente de nuestros ajos
negros son ajos producidos en España, por agricultores que cultivan bajo las
estrictas normas europeas de Agricultura y Ganadería Ecológica.
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